¿Qué es la cosmogonía?

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La palabra cosmogonía proviene del griego κοσμογονία kosmogonia, donde κόσμος significa cosmos o mundo, γέγονα gégona significa nacer o generación. La cosmogonía se refiere a la narración mítica, en las diferentes culturas de la historia humana, sobre el origen de mundo y/o del universo.

El ser humano siempre ha buscado explicación al origen de las cosas, en la gran mayoría de las ocasiones estas explicaciones, al ser formuladas en una época donde no existía la ciencia, se hacían con base en mitos donde los dioses hacían gran parte del trabajo. La cosmogonía, es ante todo, una necesidad humana de explicarse a sí mismo, de dar un sentido a su existencia y de tratar de entender el mundo de que lo rodea.

Aunque en la mayoría de las culturas, existe un ser supremo responsable de la creación de todo lo existente o bien, de establecer un orden al caos inicial. Este ser supremo o dios primordial tiene poderes sobrenaturales capaces de crear. No resulta extraño que la cosmogonía venga siempre de la mano con la teogonía, es decir, con el origen y clasificación de los dioses en las diferentes culturas; dioses que, no está de más señalar, representaban a la naturaleza que tampoco era comprendida por el ser humano en aquel entonces.

Cosmogonía egipcia

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En un principio todo era caos llamado Nun, un océano turbulento asociado con la oscuridad y la inexistencia, de éste surgió Demiurgo, un artesano que creo la palabra, que es la existencia misma de todas las cosas

Por otro lado, en el himno a Amon, el ser humano surge de las lágrimas derramadas por Amón Ra.

Cosmogonía Griega

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La antigua Grecia, base de la civilización occidental, es una cultura plagada de mitos y dioses que tratan de dar una explicación al origen del universo y del ser humano mismo.

En un principio todo era Caos —al igual que en la Cosmogonía egipcia— y de él surgió Erebo (las tinieblas y la oscuridad) y Nicte (la noche). Posteriormente, del Caos surgió el Tártaro. De la unión de Erebo y Nicte nacieron Eros (el amor), Eter (la luz) y Hemera (el día). más tarde Eter y Hemera se unieron, creando a Gea (la Tierra, la madre de todo) quien creo a los cielos, las aguas y a Urano, con quien se casó y procreó a la primera generación de dioses, conocida también como dioses preolímpicos, entre ellos los Titanes, los Gigantes y los Hecatónquiros. El titán Cronos (el Tiempo) se une también a su hermana Rea y procrean a la segunda generación de dioses griegos, o dioses olímpicos, que tendrían que luchar contra su padre durante la Titanomaquia liderados por Zeus.

En cuanto al origen del hombre, la mitología griega cuenta que Zeus pidió a Prometeo construir un muñeco a imagen y semejanza de los dioses, mismo que fue elaborado de arcilla y cuando estuvo listo, Atenea les dio la vida.

Sin embargo, además de la mitología, existieron filósofos que estudiaron ampliamente el origen de las cosas, entre los más destacados encontramos a Tales de Mileto que decía que el origen del cosmos radicaba en el agua. Más adelante, los Pitagóricos justificaban todo a través de las matemáticas.

Cosmogonía China

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Para los antiguos chinos, el origen de todo, el yin y el yang se encontraban encerrados en un huevo universal, donde originaron a Pan Gu o Pan Ku, quien estuvo durmiendo durante 18,000 años dentro del huevo; sin embargo, al despertar se estiró y lo rompió y con los restos del huevo se formaron la tierra y el cielo en un lapso de otros 18,000 años, al finalizar este periodo Pan Gu estaba exhausto y volvió a descansar, pero estaba tan cansado que murió, con los restos de su cuerpo se formó todo lo existente en la tierra: sus ojos dieron origen al sol y la luna; de su carne surgió la tierra y de sus cabellos, los árboles; de su aliento surgió el viento y su voz se convirtió en el trueno; sus lágrimas llenaron los mares y los ríos. Por último, de las puntas de Pan Gu, nacieron los primeros hombres que poblaron la tierra.

Cosmogonía Maya

Entre las principales culturas de Mesoamerica encontramos a los Mayas, quienes explican el origen del universo en el Popol Vuh, su libro sagrado. Tepeu y Gucumatz son los creadores de todo a través de su palabra, ellos dicen “tierra” y ésta emerge. También son los responsables de crear a los animales; sin embargo, al darse cuenta que estos no los veneran, deciden crear a un ser capaz de venerarlos, es así como después de varios intentos fallidos, crean a los primeros cuatro humanos en la tierra: Balam-Quitze, Balam-Acab, Mahucutah y Iqui-Balam.

Cosmogonía judeo-cristiana

Para los judíos y los cristianos, el origen de todo se narra en el Génesis del Antiguo Testamento. Se dice que en un principio todo era caos y Jehová o Yavé creo al mundo en 7 días:

1:1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
1:2 La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas.
1:3 Dijo Dios: “Haya luz”, y hubo luz.
1:4 Vio Dios que la luz estaba bien, y apartó Dios la luz de la oscuridad;
1:5 y llamó Dios a la luz “día”, y a la oscuridad la llamó “noche”. Y atardeció y amaneció: día primero.
1:6 Dijo Dios: “Haya un firmamento por en medio de las aguas, que las aparte unas de otras.”
1:7 E hizo Dios el firmamento; y apartó las aguas de por debajo del firmamento, de las aguas de por encima del firmamento. Y así fue.
1:8 Y llamó Dios al firmamento “cielos”.  Y atardeció y amaneció: día segundo.
1:9 Dijo Dios: “Acumúlense las aguas de por debajo del firmamento en un solo conjunto, y déjese ver lo seco”; y así fue.
1:10 Y llamó Dios a lo seco “tierra”, y al conjunto de las aguas lo llamó “mares”; y vio Dios que estaba bien.
1:11 Dijo Dios: “Produzca la tierra vegetación: hierbas que den semillas y árboles frutales que den fruto, de su especie, con su semilla dentro, sobre la tierra.” Y así fue.
1:12 La tierra produjo vegetación: hierbas que dan semilla, por sus especies, y árboles que dan fruto con la semilla dentro, por sus especies; y vio Dios que estaban bien.
1:13 Y atardeció y amaneció: día tercero.
1:14 Dijo Dios: “Haya luceros en el firmamento celeste, para apartar el día de la noche, y valgan de señales para solemnidades, días y años;
1:15 y valgan de luceros en el firmamento celeste para alumbrar sobre la tierra.” Y así fue.
1:16 Hizo Dios los dos luceros mayores; el lucero grande para el dominio del día, y el lucero pequeño para el dominio de la noche, y las estrellas;
1:17 y los puso Dios en el firmamento celeste para alumbrar sobre la tierra,
1:18 y para dominar en el día y en la noche, y para apartar la luz de la oscuridad; y vio Dios que estaba bien.
1:19 Y atardeció y amaneció: día cuarto.
1:20 Dijo Dios: “Bullan las aguas de animales vivientes, y aves revoloteen sobre la tierra contra el firmamento celeste.”
1:21 Y creó Dios los grandes monstruos marinos y todo animal viviente, los que serpean, de los que bullen las aguas por sus especies, y todas las aves aladas por sus especies; y vio Dios que estaba bien;
1:22 y los bendijo Dios diciendo: “sean fecundos y multiplíquense, y llenen las aguas en los mares, y las aves crezcan en la tierra.”
1:23 Y atardeció y amaneció: día quinto.
1:24 Dijo Dios: “Produzca la tierra animales vivientes de cada especie: bestias, sierpes y alimañas terrestres de cada especie.” Y así fue.
1:25 Hizo Dios las alimañas terrestres de cada especie, y las bestias de cada especie, y toda sierpe del suelo de cada especie: y vio Dios que estaba bien.
1:26 Y dijo Dios: “Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra,   y manden en los peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todas las sierpes que serpean por la tierra.
1:27 Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, varón y mujer los creó.
1:28 Y los bendijo Dios,  y les dijo Dios: “Sean fecundos y multiplíquense y llenen la tierra y sométanla; manden en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra”.
1:29 Dijo Dios: “Vean que les he dado toda hierba de semilla que existe sobre la haz de toda la tierra, así como todo árbol que lleva fruto de semilla; para ustedes será de alimento.
1:30 Y a todo animal terrestre, y a toda ave de los cielos y a toda sierpe de sobre la tierra, animada de vida, toda la hierba verde les doy de alimento.” Y así fue.
1:31 Vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien. Y atardecío y amaneció: día sexto.

CAPÍTULO 2
2:1 Se concluyeron, pues, los cielos y la tierra y todo su aparato,
2:2 y dio por concluida Dios en el séptimo día la labor que había hecho, y cesó en el día séptimo de toda la labor que hiciera.  2:3 Y bendijo Dios el día séptimo y lo santificó; porque en él cesó Dios de toda la obra creadora que Dios había hecho.

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