¿Qué es el Conejo de Pascua?

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¿Sabías que el famoso y querido Conejo de Pascua poco tiene que ver realmente con la Pascua Cristiana?

En realidad el origen del Conejo de Pascua se remonta a varias tradiciones que, con la llegada del Cristianismo, comenzaron a ser vistas como como paganas y, en el peor de los casos, como relacionadas con Satanás. El Conejo de Pascua o las primeras manifestaciones de los tradicionales huevos de pascua las encontramos en el antiguo Egipto, donde se cree que los egipcios acostumbraban a regalar huevos pintados en ocasiones especiales.

Aunque es muy probable que esta antigua tradición egipcia fuera realmente una adopción de una tradición más antigua donde el conejo era visto como un símbolo da la fertilidad gracias a su enorme capacidad de reproducción; por ende, poco a poco se le fue relacionando con Astarté, diosa fenicia de la fertilidad y que los acadios conocían como Ishtar. El culto a Astarté o Ishtar se realizaba precisamente en el mes de abril y con ello el regocijo que daba fin al duro invierto y que marcaba la llegada de la primavera y un nuevo ciclo de fertilidad.

¿Y qué hay de los huevos de Pascua?
Se dice también que varios pueblos antiguos acostumbraban a celebrar la llegada de la primavera comiendo huevos, ya que es precisamente durante la primavera que muchas aves comienzan a reproducirse y es así como el huevo comenzó a ser visto como el símbolo de la vida en varias culturas antiguas, entre las que destacan China, Persia, Grecia y, desde luego, Egipto, de quienes ya hablamos al principio de este artículo.

De alguna manera, los conejos y los huevos quedaron unidos en estas viejas tradiciones, y así llegamos a los judíos, donde el huevo tiene un papel importante en la festividad del Séder Pascual que celebra la salida del pueblo judío de Egipto. El huevo pues, simboliza la dureza del faraón para aceptar la liberación del pueblo judío.

Entre los siglos IX y XVIII, cuando el cristianismo ya se encontraba plenamente afianzado, la Iglesia prohibía a sus fieles comer carne y huevos durante la temporada de Cuaresma, motivo por el cual la gente acostumbraba guardarlos y decorarlos para celebrar al final de la temporada la resurrección de Jesús. De esta manera, un rito pagano se convirtió en parte de la mercadotecnia donde los huevos y conejos de chocolate festejan la resurrección de Jesús.

Son, sin embargo, varias las leyendas que tratan de adecuar la tradición del Conejo de Pascua, a la Pascua cristiana. Una de estas leyendas cuenta que cuando Jesús fue enterrado un conejo quedó atrapado en la misma cueva y, por tanto, fue el primer testigo de la resurrección al cabo de tres días; el conejo, de alguna manera, entendió que el hombre que había permanecido en aquel lugar era realmente el hijo de Dios y quiso comunicarlo a todo el mundo para que alegraran pero, dado que no compartía el lenguaje humano, tuvo que pintar de colores un huevo y llevarlo a los humanos para comunicarles la buena nueva. A partir de entonces, se cree que cada Domingo de Pascua el conejillo sale a repartir los ya famosos huevos de pascua en todas las casas como símbolo de la resurrección de Jesús.

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