Los fantasmas vikingos

Cuando hablamos de leyendas, costumbres y creencias vikingas, a menudo pensamos en dioses como Odín o Thor, puede que incluso nos vengan a la mente seres como las valkirias, los elfos y los gigantes; sin embargo, poco se habla de los fantasmas de los vikingos y toda la tradición que hay alrededor de estos seres pues, de hecho, lo que sabemos de fantasmas vikingos llegó hasta nosotros gracias a las sagas de este pueblo. 

Los fantasmas vikingos de acuerdo con su comportamiento

Lo primero que debemos señalar es que los fantasmas vikingos variaban de acuerdo con su comportamiento:

Los draugr, también conocidos con el nombre de aptrgangr, es decir, «los que caminan de nuevo». Eran fantasmas muy fuertes a los que se les podía ver en todos lados. Según algunas sagas se aparecían principalmente durante las noches de otoño e invierno, la niebla era un aviso de su presencia. 

Estaban los fantasmas que defendían su tumba de intrusos y también los que sentían nostalgia por la vida. Estos últimos eran particularmente peligrosos puesto que, en los casos más extremos, su amor por la vida podía convertirse en odio hacia los que aún gozaban de ésta. Algunos afirman que Grendel, el monstruo de la saga Beowulf pertenecía a esta categoría de fantasmas.

Los haugbui, a diferencia de los graugr, eran fantasmas que no podían salir de sus tumbas, pero eso no le impedía atacar a todo aquel que intentara profanar su lugar de descanso.

Las maras eran seres que, aunque de día llevaban una vida normal, por la noche subían al pecho de las personas dormidas para provocarles pesadillas. De hecho, la palabra mara es el antecedente de las palabras nightmare y cauchemar, «pesadilla» en inglés y francés, respectivamente. 

Los volga eran fantasmas creados por un mago negro a partir del hueso de una persona muerta, estos fantasmas podían ser particularmente peligrosos pues estaban bajo el dominio del brujo quien, a menudo lo creaba para infligir daño a alguna persona. La persona atacada sólo se libraría del volga cuando decía el nombre del difunto a quien pertenecía el hueso a partir del cual se creo el volga. 

Los fylgidraugar eran fantasmas de niños abandonados que regresaban a atormentar a sus familiares. Los utburdir eran también fantasmas de pequeños, en este caso de bebés, quienes atormentaban solamente a sus madres. 

Por otro lado, los vikingos se cuidaban mucho de toparse con un ellerkonge, pues este fantasma era capaz de presagiar el tipo de muerte que tendría aquel que los viera. Este ser derivó más tarde (más allá de la era vikinga) en lo que Jacob Grimm llamó Erlking, es decir, el Rey de las Hadas, un elfo que atrapaba a seres humanos para satisfacer sus deseos o ansias de venganza. 

Fantasmas vikingos protectores

Pero no todos los fantasmas vikingos eran malvados, también existían aquellos protectores o que prestaban ayuda a los humanos. En esta categoría encontramos a los landvættir que no eran otra cosa que los espíritus de la tierra, encargados de proteger una región, pero también de hacer que la vida florezca en el lugar que protegen. A estos espíritus no les gustaban los dragones, por esta razón, cuando los vikingos llegaban a alguna región de forma pacífica, se aseguraban de ocultar los dragones de las proas de sus barcos para así evitar ofenderlos o asustarlos. En esta categoría tambien contramos a los gjenganger, que eran espíritus se encargaban de llevar un mensaje importante a sus familiares vivos.

Referencias:

  • Clements, J. M. Mundos perdidos: Vikingos. Madrid : Cengage Learning Paraninfo, 2007.
  • Velasco, Manuel. Breve historia de los vikingos. Madrid : Nowtilus, 2012. 

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