Conocida también bajo los conceptos del eterno retorno y de la eterna recurrencia, la palingenesia (proveniente del griego palin que significa “otra vez” o “nuevamente” y génesis que significa “nacer”, “generación” o bien “regeneración”) es, en términos generales, la regeneración o renacimiento de los seres, es decir, según la palingenesia todo ser vivo cumple un ciclo que va del nacimiento pasando por la muerte y llegando a la reencarnación para que el ciclo se vuelva a repetir.
Muchas culturas alrededor del mundo han hablado del eterno retorno; sin embargo, fueron los antiguos griegos los que desarrollaron ampliamente esta teoría, especialmente Heráclito (filósofo griego que vivió en la Ciudad de Efeso) quien muy seguramente la heredaría después a los pitagóricos quienes defendían la idea del fuego primigenio responsable de la generación del mundo y todo lo que hay en él; no es extraño pues, encontrar que el Ave Fénix representara a la perfección la regeneración a través del fuego. Otras escuelas de la antigua Grecia que defendían la palingenesia son los estoicos (a excepción de Panecio de Rodas, filósofo griego y maestro) y también los neoplatónicos.
En Oriente también se ha desarrollado de manera importante la palingenesia; en la India, por ejemplo, se habla del Samsara, un término sánscrito que se refiere al vagabundeo de un alma a través de diferentes cuerpos.
Otras teorías que hablan del eterno retorno, aunque con sus ligeras diferencias son la Transmigración de las almas y la Metempsicosis.
La Transmigración de las almas es, de acuerdo con los espiritistas, el paso de un alma o espíritu de la vida terrestre a la ultraterrestre, o, en palabras más sencillas, el alma puede salir del cuerpo e instalarse en otro, ya sea animal o humano e incluso en algún objeto inanimado.
La Metempsicosis por su parte, es la reencarnación del alma en un nuevo cuerpo, pero a diferencia de la transmigración de las almas, la metempsicosis no acepta la creencia en la reencarnación en una especie inferior. Es decir, un humano tendría que reencarnar en otro humano, pero nunca en un objeto inanimado. La metempsicosis
Un último término que a menudo se utiliza cuando hablamos del eterno retorno es el Anagennao; aunque es común que este término se confunda con la palingenesia y de que de alguna manera ambas se encuentren estrechamente relacionadas, es importante aclarar que son cosas totalmente distintas. El anagennao (del griego ana, que significa “hacia arriba” y gennao que significa “nacer”), a diferencia de la palingenesia, habla de un volver a nacer y esto no se refiere necesariamente a la reencarnación donde el espíritu encarna en un nuevo cuerpo, sino a un volver a nacer en algo superior; el anagennao habla pues del renacimiento del espíritu en algo superior, algo que puede ser celestial y por tanto, en la trascendencia del espíritu. De esta manera, el anagennao estaría más cercano a los cristianos, donde Jesús “resucita” y asciende al cielo; recordemos también que el cristianismo no acepta la reencarnación, sino en la salvación de las almas, donde se irían al cielo donde estarían eternamente a lado de Dios.
La noche de San Juan es una antigua tradición con gran arraigo en varios países europeos, especialmente en España y Portugal, que tiene por objeto encender fogatas la noche del 24 de junio y con las que se supone se da vitalidad al sol que de a poco se va haciendo más débil y con ello, los días van siendo más cortos; esta fiesta estaría estrechamente ligada con el Solsticio de Verano que tiene lugar en el hemisferio norte del planeta entre los días 21 y 22 de julio.
Es casi imposible conocer el verdadero origen de esta tradición pues muchos son los países europeos y también en América Latina en donde encontramos rastros de festejos que están ampliamente ligados a la Noche de San Juan, como es el caso de Finlandia, donde recibe el nombre de Juhannus; Sankthans, en Dinamarca; Midsommar, en Suecia; Jonsok, en Noruega, etc.
La mayoría de los historiadores, sin embargo, concuerda en la teoría de que los orígenes de la Noche de San Juan descansan en antiquísimos ritos de origen pagano que tenían por objeto celebrar los diferentes ciclos de la naturaleza con fuego que simbolizaba al sol y lo ayudaba a reforzarse; ritos que, como ha ocurrido en la gran mayoría de las ocasiones, a la llegada del cristianismo fueron adoptados y adaptados en muchas ocasiones con fines evangelizadores, tal es el caso de la Noche de San Juan en Chile, que reemplazó a las festividades con las que aimaraes y mapuches daban la bienvenida al solsticio de verano y que eran conocidas con el nombre de Machaq Mara y We Tripantu. Es probable pues que la Noche de San Juan sea tan antigua como la humanidad misma; algunos afirman que uno de los primeros rastros lo encontramos en el Beltaine o Fuego de Bel, una antigua fiesta celta realizada al inicio de mayo en honor al dios Belenos; otra teoría dice que la Noche de San Juan se origina en las fiestas en honor a Apolo, dios romano de la luz y el sol y, por tanto, uno de los más importante del panteón romano; curiosamente en ambos festejos, la gente acostumbraba a encender fogatas.
Como ya se ha mencionado lo largo de este post, el fuego es el protagonista de esta celebración es el fuego, pues se piensa que las fogatas encendidas durante esta noche tienen la capacidad de dar fuerza al sol que supuestamente se va haciendo más débil, dando paso a días más cortos y noches más largas; pero además, dado que el fuego es un elemento estrechamente relacionado con la purificación y la fertilidad, las fogatas encendidas durante esta mágica noche tienen también un simbolismo que pretende purificar las cosechas, los lugares y también a las personas que danzan alrededor de éstas, para dar paso a la fertilidad.
Magia noche de San Juan La Noche de San Juan, no sólo está relacionada con el ciclo de la vida y la fertilidad pues son muchos los que aseguran también que durante esta noche mágica se abre una puerta dimensional que que brinda a las hadas, xanas, cuélebres y muchos otros seres elementales, además de deidades de la naturaleza, la oportunidad de salir y causar cualquier tipo de travesuras. Algunos otros consideran que la noche de San Juan es especialmente propicia para la fertilidad, la adivinación y cualquier clase de encantamiento que tenga como propósito enamorar al ser deseado.
No es de extrañar entonces que una noche tan mágica sea dedicada a San Juan, como una manera de contrarrestar toda la locura que se presenta al amparo de la oscuridad.
El Día de la Candelaria es un festejo de la Iglesia Católica realizado cada 2 de febrero en honor a la Virgen María presentando al niño Jesús en el Templo de Jerusalén según “el evangelio de Lucas 2:22-39:
2:22 Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, 2:23 como está escrito en la Ley: Todo varón primogénito será consagrado al Señor. 2:24 También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor.
2:25 Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él 2:26 y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor. 2:27 Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, 2:28 Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo: 2:29 “Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, 2:30 porque mis ojos han visto la salvación 2:31 que preparaste delante de todos los pueblos: 2:32 luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel”.
2:33 Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él. 2:34 Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: “Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, 2:35 y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos”.
2:36 Había también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido. 2:37 Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones. 2:38 Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
2:39 Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea.
Aunque es una celebración ampliamente extendida en Tenerife, el resto de España y gran parte de América Latina como México y El Salvador, se dice que el día de la Candelaria tiene sus orígenes en Oriente donde se le conocía con el nombre de “Encuentro”; a partir del siglo VI llega a Roma donde es adoptada dentro de los festejos de la Iglesia Católica y ya para el año 1497 Alonso Fernández de Lugo, conquistador de Tenerife, celebra la primer fiesta de la Virgen de la Candelaria.
Más adelante esta celebración llegó al continente recién conquistado y en México, adquiere nuevos matices al mezclarse con tradiciones propias de los pobladores del México prehispánico que acostumbraban a llevar mazorcas y tamales a los dioses del agua Tlaloc y Chalchiuhtlicue para que les proporcionara una buena temporada de lluvias y asegurarse así una buena cosecha que comenzaba el día 11 del primer mes del calendario azteca, fecha que coincidía precisamente con el 2 de febrero.
Es muy probable que durante la evangelización, los españoles adoptaran ciertas costumbres y las mezclaran con los festejos de la Candelaria hasta conformar la celebración que todos conocemos actualmente y que consiste en llevar a las figuras del niño Jesús a una misa y, las personas que les haya salido el muñeco en la rosca de reyes durante los festejos del Día de Reyes (6 de enero) serán responsables de ofrecer una comilona con tamales y atole.
En la ciudad chilena de Copiapó se organizan bailes religiosos que convocan a muchos fieles para la celebracion; mientras que Carelmapu, también en Chile, los buzos acomoañan a la Figura de la Virgen de la Candelaria durante su recorrido por el pueblo y le piden que los cuide y los traiga de regreso a casa.
La patrona de Jucuarán, poblado Salvadoreño, es la Virgen de la Candelaria, así que los días 1 y 2 de febrero se convierten en la celebración más importante de dicho poblado.
Tratar de identificar quién fue el primer hombre de la tierra resulta casi imposible para la ciencia, o al menos hasta ahora ha resultado una tarea imposible y llena de eslabones perdidos que no hacen más que demostrar que es una tarea titánica de la que no se sabe si algún día nos ofrecerá una respuesta certera. El único acercamiento que nos puede dar es que los primeros homo sapiens surgieron hace aproximadamente 200,000 o 150,000 años y los restos más antiguos del homo sapiens sapiens (hombre actual) tienen entre 80,000 y 40,000 años de antigüedad.
Sin embargo, aunque la ciencia se ha quedado corta, la mitología ha estado plagada de cientos de miles de intentos por hablar del primer hombre de la tierra; recordemos pues que el ser humano, antes de que existiera la ciencia como tal, daba explicaciones fantásticas y atribuía a los dioses cualquier suceso al que no encontraba una explicación racional, gracias a todos estos mitos se ha ido desarrollando el ser humano.
El ejemplo inmediato para hablar del primer hombre de la tierra es, desde luego, el que nos ofrece la religión cristiana: Adán, primer hombre creado en el sexto día. Según Génesis 1:27—5:2, Adán fue creado por Yavé a su imagen y semejanza, al ver que estaba solo, decidió crearle una compañera a la que llamó Eva. Cabe señalar que algunas versiones aseguran que Eva no fue realmente la primera mujer sobre la tierra, sino Lilith quien al no querer someterse a su compañero fue expulsada del Edén y se unió con el ejército de Satanás, convirtiéndose así en la madre de los demonios y, según otras teorías, en la primer vampiro de la historia.
Desde luego, aunque hablar del primer hombre de la tierra nos remite inmediatamente a la mente Adán y Eva, es conveniente señalar que cada cultura y religión tiene sus propias teorías. Ya en nuestro post Mitos de la creación del ser humano tocábamos este tema, desde luego un artículo no es suficiente, así que hemos decidido ampliar la información sobre el primer hombre de la tierra:
Sumerios De acuerdo con algunos textos sumerios, el primer hombre de la Tierra recibió el nombre de Adam (palabra proveniente de adama que significa tierra en lengua sumeria), un ser creado con la tierra tierra y con la sangre de los Anunnaky, es decir, los emisarios enviados a la tierra por los nefilim.
Mayas En la península de Yucatán y gran parte de lo que hoy es Centroamérica habitaron los mayas, una de las civilizaciones más avanzadas en ese lado del mundo. El Popol Vuh, era su libro sagrado y ahí se cuenta sobre el comienzo de la civilización a cargo de Tepeu y Gucumatz quienes, después de deliberar largo rato, decidieron que a la mañana siguiente crearían al primer hombre. Sin embargo, este primer intento fue fallido y decidieron que los eliminarían enviando una especie de Diluvio Universal muy parecido al de las Sagradas Escrituras.
Egipcios Según la leyenda, cuando el dios creador hizo surgir del caos la luz del sol, ésta iluminó el cielo y la tierra. Después creo el Nilo y el don de inundar tierras fértiles en las que colocó semillas que pronto germinarían creando las primeras plantas y árboles, después creo los animales y, una vez terminada su obra, el dios creador de los egipcios vio su obra y al ver la belleza, derramó lágrimas que cayeron a la tierra y, así fue como surgió el primer hombre de la tierra.
La Novena de Aguinaldos es una festividad navideña celebrada en Ecuador, Venezuela y Colombia muy similar a las famosas posadas celebradas en todo México durante los 9 días previos a la Navidad.
Se dice que la Novena de Aguinaldos se origina en 1725 gracias al predicador Fray Bernardino de Jesús Larrea quien predicó en los países donde actualmente se celebran y que escribió dicha novena a petición de Clemencia de Jesús Caycedo Vélez quien fuera la fundadora del Colegio de La Enseñanza en la ciudad de Bogotá, Colombia. Algunos años después la hermana María Ignacia, religiosa en el mismo colegio modifico el novenario quedando como se conoce actualmente.
La Novena de Aguinaldos es una oración que se reza durante los 9 días durante la época de aguinaldo y que es previa a la “Navidad,” es decir, del 16 al 24 de diciembre; estos nueve días de rezos representan los 9 meses de gestación de Jesús y también su nacimiento en Belén. Quizá la naturaleza de la Novena de Aguinaldos sea la razón por la cual se le ha relacionado estrechamente con las Posadas mexicanas que se celebran también 9 días previos a la navidad y donde también, además de cantarse algunos “villancicos,” se rezan oraciones después de pedir la posada.
Las oraciones y los gozos que se rezan en la Novena de Aguinaldos son las siguientes:
Oración para todos los Días Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amasteis a los hombres, que les dísteis en vuestro hijo la prenda de vuestro amor, para que hecho hombre en las entrañas de una Virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; yo, en nombre de todos los mortales, os doy infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él os ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de vuestro hijo humanado, suplicándo por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongáis nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido, con tal desprecio de todo lo terreno, para que Jesús recién nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén. (Se reza tres veces Gloria al Padre)
Oración a la Santísima Virgen Soberana María que por vuestras grandes virtudes y especialmente por vuestra humildad, merecisteis que todo un Dios os escogiese por madre suya, os suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi alma y la de todos los que en este tiempo hiciesen esta novena, para el nacimiento espiritual de vuestro adorado hijo. ¡Oh dulcísima madre!, comunicadme algo del profundo recogimiento y divina ternura con que lo aguardasteis vos, para que nos hagáis menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén. (Se reza tres veces el Avemaría)
Oración a San José ¡Oh santísimo José, esposo de María y padre adoptivo de Jesús! Infinitas gracias doy a Dios porque os escogió para tan soberanos misterios y os adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Os ruego, por el amor que tuvisteis al Divino Niño, me abracéis en fervoroso deseos de verle y recibirle sacramentalmente, mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el cielo. Amén. (Se reza un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria)
Oración Niño Jesús Acordaos, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijisteis a la venerable Margarita del santísimo Sacramento, y en persona suya a todos vuestros devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado”. Llenos de confianza en vos, ¡oh Jesús!, que sois la misma verdad, venimos a exponeros toda nuestra miseria. Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada. Concédenos por los méritos infinitos de vuestra infancia, la gracia de la cual necesitamos tanto. Nos entregamos a vos, ¡oh Niño omnipotente!, seguros de que no que dará frustrada nuestra esperanza, y de que en virtud de vuestra divina promesa, acogeréis y despacharéis favorablemente nuestra súplica. Amén.
Consideraciones Diarias
Día 1
En el principio de los tiempos el Verbo reposaba en el seno de su Padre en lo más alto de los cielos; allí era la causa, a la par que el modelo de toda la creación. En esas profundidades de una incalculable eternidad permanecía el Niño de Belén antes de que se dignara bajar a la Tierra y tomara visiblemente posesión de la gruta de Belén. Allí es donde debemos buscar sus principios que jamás han comenzando; de allí debemos datar la genealogía de lo eterno, que no tiene antepasados y contemplar la vida de complacencia infinita que allí llevaba. La vida del Verbo eterno en el seno de su Padre era una vida maravillosa y sin embargo, ¡misterio sublime!, busca otra morada, una mansión creada. No era porque en su mansión eterna faltase algo a su infinita felicidad, sino porque su misericordia infinita anhelaba la redención y la salvación del género humano, que sin Él no podría verificarse. El pecado de Adán había ofendido a Dios y esa ofensa infinita no podía ser condonada sino por los méritos del mismo Dios. La raza de Adán había desobedecido y merecido un castigo eterno; era pues necesario para salvarla y satisfacer su culpa, que Dios, sin dejar el cielo, tomase la forma del hombre sobre la Tierra y con la obediencia a los designios de su Padre expiase aquella desobediencia, ingratitud y rebeldía. Era necesario, en las miras de su amor, que tomase la forma, las debilidades e ignorancias sistemáticas del hombre; que creciese para darle crecimiento espiritual; que sufriese, para enseñarle a morir a sus pasiones y a su orgullo. Y por eso el Verbo eterno, ardiendo en deseos de salvar al hombre, resolvió hacerse hombre también y así redimir al culpable.
Día 2
El verbo eterno se halla a punto de tomar su naturales creada en la santa casa de Nazaret, en donde moraban María y José. Cuando la sombra del decreto divino vino a deslizarse sobre ella, María estaba sola y engolfada en la oración. Pasaba las silenciosas horas de la noche en la unión más estrecha con Dios; y mientras oraba, el Verbo tomó posesión de su morada creada. Sin embargo, no llegó inopinadamente: antes de presentarse envió a un mensajero, que fue Arcángel San Gabriel para pedir a María de parte de Dios su consentimiento para la encarnación. El creador no quiso efectuar ese gran misterio sin la aquiescencia de su criatura.
Aquel momento fue muy solemne: era potestativo en María rehusar… Con qué adorables delicias, con qué inefable complacencia aguardaría la Santísima Trinidad a que María abriese los labios y pronunciase el “sí” que debió ser suave melodía para sus oídos, y con el cual se conformaba su profunda humildad a la omnipotente voluntad divina. La Virgen Inmaculada ha dado su asentimiento. El arcángel ha desaparecidos. Dios se ha revestido de una naturaleza creada; la voluntad eterna está cumplida y la creación completa. En las regiones del mundo angélico estalla el júbilo inmenso, pero la Virgen María ni le oía ni le hubiese prestado atención a él. Tenía inclinada la cabeza y su alma estaba sumida en el silencio que se asemejaba al de Dios. El Verbo se había hecho carne, y aunque todavía invisible para el mundo, habitaba ya entre los hombres que su inmenso amor había venido a rescatar. No era ya sólo el Verbo eterno; era el Niño Jesús revestido de la apariencia humana, y justificando ya el elogio que de Él han hecho todas las generaciones en llamarle el más hermoso de los hijos de los hombres.
Día 3
Así había comenzado su vida encarnada el Niño Jesús. Consideremos el alma gloriosa y el santo cuerpo que había tomado, adorándolos profundamente. Admirado en el primer lugar en el alma de ese Divino Niño, considerarnos en ella la plenitud de su gracia santificadora; la de su ciencia beatífica, por lo cual desde el primer momento de su vida vio la divina esencia más claramente que todo los ángeles y leyó lo pasado y lo por venir con todos sus arcanos conocimientos. No supo por adquisición nada que no supiese por infusión desde el primer momento de su ser; pero Él adoptó todas las enfermedades de nuestra naturaleza a que dignamente podía someterse, aun cuando no fuese necesario para la grande obra que debía cumplir. Pidámosle que sus divinas facultades suplan la debilidad de las nuestras y les den nueva energía; que su memoria nos enseñe a recordar sus beneficios, su entendimiento a pensar en Él, su voluntad a no hacer sino lo que Él quiere y en servicio suyo.
Del alma del Niño Jesús pasemos ahora a su cuerpo, que era un mundo de maravillas, una obra maestra de la mano de Dios. No era, como el nuestro, una traba para el alma; era, por el contrario, un nuevo elemento de santidad. Quiso que fuese pequeño y débil como el de los niños, y sujeto a todas las incomodidades de la infancia, para asemejarse más a nosotros y participar de nuestras humillaciones. El Espíritu Santo formó ese cuerpecillo divino con tal delicadeza y tal capacidad de sentir, que pudiese sufrir el exceso para cumplir la grande obre de nuestra redención. La belleza de ese cuerpo divino fue superior a cuanto divino fue superior a cuanto se ha imaginado jamás; la divina sangre que por sus venas empezó a circular desde el momento de la encarnación es la que lava todas las manchas del mundo culpable. Pidámosle que lave las nuestra en el sacramento de la penitencia, para que el día de su Navidad nos encuentre purificados, perdonados y dispuestos a recibirle con amor y provecho espiritual.
Día 4
Desde el seno de su madre comenzó el Niño Jesús a poner en práctica su entera sumisión a Dios, que continuó sin la menor interrupción durante toda su vida. Adoraba a su Eterno Padre, le amaba, se sometía a su voluntad, aceptaba con resignación el estado en que se hallaba conociendo toda su debilidad, toda su humillación, todas sus incomodidades. ¿Quién de nosotros quisiera retroceder a un estado semejante con el pleno goce de la razón y de la reflexión?, ¿quién pudiera sostener a sabiendas un martirio tan prolongado, tan penoso de todas maneras?. Por ahí entró el Divino Niño en su dolorosa y humilde carrera; así empezó a anonadarse delante de su Padre, a enseñarnos lo que Dios merece por parte de su criatura, a expiar nuestro orgullo, origen de todos nuestros pecados, y hacemos sentir toda la criminalidad y desórdenes del orgullo.
Deseamos hacer una verdadera oración; empecemos por formarnos de ella una exacta idea contemplando al Niño en el seno de su madre, El Divino Niño ora y ora del modo más excelente. No habla, no medita ni se deshace en tiernos afectos. Su mismo estado, aceptado con la intención de honrar a Dios, es su oración y ese estado expresa altamente todo lo que Dios merece y de qué modo quiere ser adorado por nosotros.
Unámonos a las oraciones del Niño Dios en el seno de María; unámonos al profundo abatimiento y sea este el primer afecto de nuestro sacrificio a Dios. Démonos a Dios, no para ser algo como lo pretende continuamente nuestra vanidad, sino para ser nada, para quedar eternamente consumidos y anonadados, para renunciar a la estimulación de nosotros mismos, a todo cuidado de nuestra grandeza aunque sea espiritual, a todo movimiento de vanagloria. Desaparezcamos a nuestros propios ojos y que Dios sólo sea todo para nosotros.
Día 5
Ya hemos visto la vida que llevaba el Niño Jesús en el seno de su purísima Madre; veamos hoy toda la vida que llevaba también María durante el mismo espacio de tiempo. Necesidad hoy de que no tengamos en ella si queremos comprender, en cuanto es posible a nuestra limitada capacidad, los sublimes misterios de la encarnación y e l modo como hemos de corresponder a ellos.
María no cesaba de aspirar por el momento en que gozaría de esa visión beatifica terrestre; la faz de Dios encarnado. Estaba a punto de ver aquella faz humana que debía iluminar el cielo durante toda la eternidad, Iba a leer el amor filial en aquellos mismos ojos cuyos rayos deberían esparcir para siempre la felicidad en millones de elegidos. Iba a ver aquel rostro todos los días, a todas horas, cada instante, durante muchos años. Iba a verle en la ignorancia aparente de la infancia, en los encantos particulares de la juventud y en la serenidad reflexiva de la edad madura… Haría todo lo que quisiese de aquella faz divina; podría estrecharla contra la suya con toda la libertad del amor materno; cubrir de besos los labios que deberían pronunciar la sentencia a todos los hombres; contemplarla a su gusto durante su sueño o despierta, hasta que la hubiese aprendido de memoria…¡cuán ardientemente deseaba ese día!.
Tal era la expectativa de María…era inaudita en sí misma, mas no por eso dejaba de ser el tipo magnífico de toda la vida cristiana. No nos contentemos con admirar a Jesús residiendo en María, sino por esencia, potencia y presencia.
Sí, Jesús nace continuamente en nosotros y de nosotros, por las buenas obras que nos hace capaces de cumplir y por nuestra cooperación a la gracia; de manera que el alma del que se halla en gracia es un seno perpetuo de María, un Belén interior sin fin. Después de la comunión Jesús habita en nosotros, durante algunos instantes, real y sustancialmente como Dios y como hombre, porque el mismo Niño que estaba en María está también en el Santísimo Sacramento. ¿Qué es todo esto sino una participación de la vida de María durante esos maravillosos meses, y una expectativa llena de delicias como la suya.
Día 6
Jesús había sido concebido en Nazaret, domicilio de José y María, y allí era de creerse que había de nacer, según todas las probabilidades. Mas Dios lo tenía dispuesto de otra manera y los profetas habían anunciado que el mesías nacería en Belén de Judá, ciudad de David. Para que se cumpliese esa predicción, Dios se sirvió de un medio que no parecía tener ninguna relación con este objeto, a saber la orden dada por el emperador Augusto, que todos los súbditos del imperio romano se empadronasen en el lugar de donde eran originarios. María y José, como descendientes que eran de David, no estaban dispensados de ir a Belén. Ni la situación de la Virgen Santísima ni la necesidad en que estaba José del trabajo diario que les aseguraba la subsistencia, pudo eximirles de este largo y penoso viaje, en la estación más rigurosa e incómoda del año.
No ignora Jesús en que lugar debe nacer e inspira a sus padres que se entreguen a la Providencia, y que de esta manera concurran inconscientemente a la ejecución de los designios. Almas interiores, observad este manejo del Divino Niño, porque es el más importante de la vida espiritual; aprended que quien se haya entregado a Dios ya no ha de pertenecerse a sí mismo, ni ha de querer a cada instante sino lo que Dios quiera para él; siguiendole ciegamente aún en las cosas exteriores, tales como el cambio de lugar donde quiera que le plazca conducirle. Ocasión tendréis de observar esta dependencia y fidelidad inviolable en toda la vida de Jesucristo, y este es el punto sobre el cual se han esmerado en imitarle los santos y las almas verdaderamente interiores, renunciando absolutamente a su propia voluntad.
Día 7
Representémonos el viaje de María y José hacia Belén, llevando consigo, aún no nacido, al Creador del universo hecho hombre. Contemplemos la humanidad y la obediencia de este Divino Niño que aunque de raza judía y habiendo amado durante siglos a su pueblo con una predilección inexplicable, obedece así a un príncipe extranjero que forma el censo de población de su provincia, como si hubiese para El en esa circunstancia algo que le halagase, y quisiese apresurarse a aprovechar la ocasión de hacerse empadronar oficial y auténticamente como súbdito en el momento en el que venía al mundo. ¿No es extraño que la humillación, que causa tan invencible repugnancia a la criatura, parezca ser la única cosa creada que tenga atractivos para el Creador? ¿No nos enseñará la humildad de Jesús a amar esa hermosa virtud?
¡Ah…!Que llegue el momento en que aparezca el deseado de las naciones, porque todo clama por este feliz acontecimiento, El mundo, sumido en la oscuridad y el malestar buscando y no encontrando el alivio de sus males, suspira por su Libertador. El anhelo de José, la expectativa de María, son cosa que no puede expresar el lenguaje humano. El Padre Eterno se halla, si es lícito emplear esta expresión adorablemente impaciente por dar a su Hijo único al mundo, y verle ocupar su puesto entre las criaturas visibles. El Espíritu Santo arde en deseos de presentar a la luz del día esta santa humanidad tan bella que El mismo ha formado con tan especial y divino esmero, En cuando al Divino Niño, objeto de tantos anhelos, recordemos que hacia nosotros avanza lo mimo que hacia Belén, Apresuremos con nuestro deseo el momento de su llegada; purifiquemos nuestras almas para que sean su mística morada, y nuestro s corazones para que sean su Manis terrenal; que nuestros actos de mortificación desprendimiento “preparen los caminos del Señor y hagan rectos sus senderos”.
Día 8
Llegan a Belén José y María, buscando hospedaje en los mesones; pero no lo encuentran ya por hallarse todo ocupado, ya porque se les desechase a causa de su pobreza. Empero, puede turbar la paz interior de los que están fijos en Dios. Si José experimentaba sorpresa cuando era rechazado de casa en casa, porque pensaba en María y en el Niño, sonreíase también con tanta tranquilidad cuando fijaba sus miradas en su casta esposa. El niño aún no nacido regocijábase de aquellas negativas que eran el preludio de sus humillaciones venideras. Cada voz áspera, el nido de cada puerta que se cerraba ante ellos, era lo que había venido a buscar. El deseo de esas humillaciones era lo que había contribuido a hacerle tomar la forma humana.
¡Oh divino niño de Belén! Estos días que tantos han pasado en fiestas y diversiones o descansando muellemente en cómodas y ricas mansiones, han sido para vuestros padres un día de fatiga y vejaciones de toda clase. ¡Ay! El espíritu de Belén es el de un mundo que ha olvidado a Dios,. ¡Cuántas veces no ha sido también el nuestro¡ ¿No cerramos continuamente con ruda ignorancia la puerta a los llamamientos de Dios, que nos solicita convertirnos, o santificarnos o conformarnos con su voluntad? ¿No hacemos mal uso de nuestras penas, desconociendo su carácter celestial con que cada uno a su modo lo lleva grabado en si? Dios viene a nosotros muchas veces en la vida, pero no conocemos su faz, o le reconocemos hasta que nos vuelve la espalda y se aleja después de nuestra negativa.
Se pone el sol de 24 de diciembre detrás de los tejados de Belén y sus últimos rayos doran las cimas de las rocas escarpadas que lo rodean. Hombres groseros codean rudamente al Señor en las calles de aquella aldea oriental, y cierran sus puertas al ver a su madre, La bóveda de los cielos aparece purpurina por encima de aquellas colinas frecuentadas por los pastores. Las estrellas va apareciendo una tras otra. Algunas horas más y aparecerá el Verbo eterno.
Día 9
La noche ha cerrado del todo en las campíñas de Belén. Desechados por los hombres, y viéndose sin abrigo, María y José han salido de la inhospitalaria población y se han refugiado en una gruta que se encontraba al pie de la colina. Seguía a la reina de los ángeles el jumento que le había servido de humilde cabalgadura durante el viaje, y en aquélla cueva hallaron un manso buey, dejado allí probablemente por alguno de los caminantes que habían ido a buscar hospedaje en la ciudad.
El Divino Niño, desconocido por sus criaturas racionales, va a tener que acudir a loas irracionales para que calienten con su tibio aliento la atmósfera helada de esa noche de invierno, y le manifiesten con esto y con su humilde actitud el respeto y la adoración que le había negado Belén., La rojiza linterna que José tiene en la mano ilumina tenuemente ese pobrísimo recinto, ese pesebre lleno de paja que es figura profética de las maravillas del altar, y de la íntima y prodigiosa unión eucarística que Jesús ha de contraer con los hombres. María está en oración en medio de la gruta, y así van pasando silenciosamente las horas de esa noche llena de misterio.
Pero ha llegado la medianoche, y de repente vemos dentro de ese pesebre, poco antes vacío, al divino Niño esperado, vaticinado, deseado durante cuatro mil años con inefable anhelo. A sus pies se postra su Santísima Madre, en los transportes de una adoración de la cual nada puede dar idea. José también se acerca y le rinde el homenaje con que inaugura su misterioso e imponderable oficio de padre adoptivo del Redentor de los hombres. La multitud de ángeles que desciende de los cielos a contemplar esa maravilla sin par , dejan estallar su alegría y hacen vibrar en los aires las armonías de ese Gloria in Excelsis que es el eco de la adoración que se produce en torno del Altísimo, hecha perceptible por un instante a los oídos de la pobre Tierra . Convocados por ellos, vienen en tropel los pastores de la comarca a adorar al recién nacido y presentarle sus humildes ofrendas. Ya brilla en oriente la misteriosa estrella de Jacob, y ya se pone en marcha hacia Belén la caravana espléndida de los Reyes Magos, que dentro de pocos días vendrán a depositar a los pies del Divino Niño el oro, el incienso, y la mirra, que son símbolos de la caridad, la adoración y la mortificación.
¡Oh adorado Niño! Nosotros también, los que hemos hecho esta novena para prepararnos al día de vuestra Navidad, queremos ofreceros nuestra pobre adoración. ¡No la rechacéis! ¡Ven a nuestras almas, venid a nuestros corazones llenos de amor! Encended en ellos la devoción a vuestra santa infancia, no intermitente y sólo circunscrita al tiempo de vuestra Navidad, sino siempre y en todos los tiempos; devoción que fielmente practicada y celosamente propagada, nos conduzca a la vida eterna, librándonos del pecado y sembrando nosotros todas las virtudes cristianas.
Como todos sabemos, estamos a sólo unos pocos días de festejar la navidad o natividad, es decir, el nacimiento de Jesús, entendido como el Verbo encarnado y quién salvaría los pecados del mundo en la tradición católica. Sin embargo, el catolicismo no es la única religión con un ser supremo y omnipotente, todas las religiones a lo largo de la historia han tenido un Ser responsable de la existencia del universo y de la humanidad; todos estos dioses han tenido nombres distintos y creemos que estas fechas son una buena oportunidad para explorar los nombres de Dios y su significado en otras culturas y religiones:
Lo primero que debemos destacar es que hay ciertas religiones que mantienen sin nombre específico a lo divino, como es el caso del hinduismo donde el nombre del divino se mantiene en secreto; el taoismo, por su parte, es otro ejemplo de religión que no tiene nombre específico para Dios pues argumentan que dicho nombre no puede ser verdadero o eterno.
Por el contrario, otras religiones tienen más de un nombre para el supremo, ejemplos muy claros los encontramos en el islamismo donde el Corán, su libro sagrado, incluye hasta 99 nombres distintos. La “cabala” tiene 10 nombres distintos y los hebreos tienen 62 nombres para lo divino. Por su parte, en las Sagradas Escrituras encontramos 21 nombres distintos para Dios:
Adonai que significa “Mi Gran Señor”, “Maestro” o “Dios es dueño de su creación”. Aparece en Salmos 8, Isaías 40:3-5 y Ezequiel 16:8.
El, aparece aproximadamente 200 veces en el antiguo testamento. Significa gracia y misericordia.
El Elhoe Israel que significa “El Dios de Israel”. Aparece en Génesis 33:20, en Éxodo 5:1 y en Salmos.
El Eyón o “Dios Altísimo”.
Elohim, es decir, “El creador”
El Olam o “Dios Eterno”
El Roi, es decir, “El Dios que me ve”
El Shaddai o “El todo suficiente”
Emanuel o “Dios con nosotros”, aparece mencionado en Isaías
Jehová o Yavhvé que significa “Yo Soy”
Jehová Sabaot o “El Señor de los Ejércitos.
Shalom o “Dios es Paz”
Rohi, es decir, “Dios es mi pastor”. Aparece en Salmos 23:1
Además de los nombres anteriormente descritos, las religiones cristianas también utilizan estos nombres para referirse al Dios Supremo:
Jesucristo (Jesús + Cristo), hijo de Dios y segunda persona de la Trinidad, el verbo encarnado.
Santísima Trinidad: es el Dios de la religión católica e incluye al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Analicemos también algunos de los nombres de Dios más conocidos en las distintas religiones:
Al-Ahad o “El Único” para el islamismo.
Al-Majeed o “El Majestuoso” en el islam.
Y:H:V;H (Yod:Ge:Vauh:Ge), fórmula que los hebreos utilizan para referise a Dios.
Yavé: nombre del Dios supremo para los antiguos hebreos, que aparece en el Antiguo Testamento. Este es el nombre de Dios en las religiones cristiana y judía.
Marduk: dios supremo de Babilonia, sin embargo, no era el único nombre para mencionarlo, existían cerca de 50 nombres más para este dios.
Olam o el Dios Eterno
Elohim: se le conoce así en la cábala a todas aquellas figuras creadoras que, como ya lo hemos mencionado, alcanza hasta 10 figuras distintas, Metatrón, Raziel, Tsapkiel, Tsadkiel, Samael, Miguel, Haniel, Rafael, Gabriel y Sandalphon.
Zeus: dios supremo del panteón griego.
Jupiter, padre de los dioses y los hombres en la religión romana.
Logos: en la Grecia clásica, este término era utilizado por los platónicos para determinar a la “razón” o a la “palabra”, se le asocia con el orden del universo que incluye tanto lo moral, como lo social.
Ahura Mazda: es el ser supremo del zoroastrismo.
Aluech: es, según la alquimia, el espíritu universal.
Shang Di o “Señor del Cielo» para la antigua religión china.
Huitzilopochtil o Dios del Sol de los aztecas en el México prehispánico.