Brujas con escobas
Quizá la primera imagen que se nos viene a la mente cuando nos mencionan la palabra bruja es una mujer con sombrero puntiagudo, volando montada en una escoba y como fondo la luna llena. Entre los siglos XV y XVI, que es quizá uno periodos más oscuros y lleno de supersticiones de la historia humana, se origina la creencia en que uno de los dones de las brujas es la supuesta capacidad de volar en escobas voladoras, don conocido con el nombre de transversismo.
Algunos creían que el transversismo se llevaba a cabo gracias a sortilegios o a ciertas pócimas mágicas —de las que se desconocía la composición, pero se aseguraba que era de color negro— untadas en las escobas, lo que les permitía elevarse en el aire; otra teoría afirmaba que la bruja no necesitaba de ningún instrumento (escoba) o pócima para volar, sino que era una habilidad natural dada por el simple hecho de ser bruja o que podía estar relacionado con el pacto que éstas tuvieran con Satanás, así que para volar sólo era necesario que extendieran sus brazos o frotar sus brazos para impulsarse.
Lo más interesante de las escobas voladoras es que se creía que las brujas volaban exclusivamente durante las noches y lo hacían para dirigirse a los lugares más inaccesibles donde se llevaban a cabo sus sabbaths y aquelarres, los más imaginativos aseguraban incluso que las brujas realizaban estos vuelos nocturnos en la más completa desnudez.
El MATRIMONIO como institución, prueba que las brujas si existen. PD. Favor no hacer “bomba” de este comentario, podría enterarse mi consorte y ahí sí, no habrá pócima que me salve.