Profecías de Cayce
Edgar Cayce nació en Kentucky en 1877 y es considerado actualmente como uno de los “curanderos psíquicos” más importantes del siglo XX, de hecho, gracias a su trabajo como curandero se ganó el título de profeta durmiente, era capaz de ver el aura de las personas y fue un ferviente creyente de que el karma de una vida pasada podía influir en las enfermedades de la vida actual.
Cayce aseguró que cuando era joven se le apareció un ángel que le preguntó cuál era su deseo más fuerte, a lo que Cayce respondió que quería poder curar a los enfermos, en especial a los más pequeños. Más tarde, cuando tenía 21 años enfermó de la garganta y con la ayuda del hipnotizador Al Layne pudo autodiagnosticarse y curarse; a partir de ese momento cientos de personas comenzaron a pedir su ayuda.
Cayce no veía a sus pacientes, sólo anotaba en una libreta sus nombres y direcciones y, cuando estaba en un trance hipnótico los diagnosticaba, respondía a sus preguntas y además les daba tratamiento que, en ocasiones, eran raros pero demostraron ser acertados y curar completamente las enfermedades; aunque la medicina tradicional nunca aceptó la veracidad de estas curaciones, aún en la actualidad muchos médicos estudian sus trabajos. Los más de 14,000 discursos, tratamientos e informes obtenidos durante el estado hipnótico pronto comenzaron a ser conocidos como lecturas y se cree que trataban cerca de 10,000 temas diferentes.
Pero además de ser un curandero muy eficaz, Cayce también se distinguió por sus profecías, entre las más destacadas está la que decía que Cristo regresaría en 1998. También impartió varias conferencias sobre los continentes perdidos Atlántida y Lemuria. Praticaba también la telepatía, la precognición y otras formas de percepción extrasensorial; de hecho, Cayce hablaba de la forma de vida de los esenios once años antes del descubrimiento de los manuscritos del Mar Muerto.
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