Oráculo
El término oráculo proviene del griego μαντειον que significa palabra y ha sido utilizado para describir un santuario dedicado a la consulta profética, para referirse a la persona encargada de transmitir la profecía, también se utiliza para referirse a la profecía misma.
Cuando se refiere al oráculo como la persona encargada de transmitir la profecía se le llama Pitia, del griego Πυθία ἱέρεια que quiere decir sacerdotisa pitia. Por otro lado, el oráculo (entendido como profecía) se presenta en forma de una sentencia ambigua o enigmática que pueden dar lugar a un sinfín de interpretaciones que se toman como ciertas; por lo cual se convirtieron en un intento humano por conocer el futuro.
Entre los oráculos más famosos de la cultura griega, podemos mencionar 3:
- El oráculo de Apolo en Delfos, una antigua ciudad griega que no existe en la actualidad, era el más importante para los griegos y, de hecho, llegó a convertirse en el centro religioso del mundo helénico. Estaba dedicado al dios Apolo y a él acudían los griegos para saber de su porvenir a partir del siglo VIII a.C.
- El oráculo de Dodona, dedicado al dios Zeus y Dione. Es el más antiguo de todos los oráculos griegos, pero segundo en importancia, se encontraba cerca del río Aqueloo.
- El oráculo de Olimpia estaba dedicado al dios Zeus y se encontraba ubicado en el Peloponeso.
Además de los mencionados anteriormente, otras culturas antiguas también cuentan con sus oráculos, por ejemplo, el Oráculo de Heliópolis en Egipto; el Oráculo hebreo o Goral (como se le conocía en la Tora hebrea); los oráculos de la tradición fenicia, relacionados con Baalim y Belcebú, recordemos que este último era considerado deidad antiguamente y conforme fue creciendo la tradición judeo-cristiana se convirtió en un demonio.
Por su parte, en la Biblia (específicamente en el Antiguo Testamento) también encontramos numerosas referencias al Oráculo; recordemos sin embargo, que para la tradición cristiana la c está prohibida, entonces aquí el oráculo es entendido como la forma en la que Dios se comunicó con su pueblo.
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