Magia
El término magia se deriva del latín magia que a su vez se deriva del griego mageia que muy probablemente provenga del persa magush que significa tener poder; de esta manera se entiende por magia a todas aquellas prácticas, actos o conjuros que pretenden producir resultados contrarios a los esperados. Es comúnmente aceptado que los sacerdotes persas, identificados posteriormente como magos, fueron los primeros en utilizar la magia; de tal manera que la magia es un arte propio de antiguos sacerdotes, magos, sabios, adivinos, augures, etc.
Es por todos sabido que todas las culturas alrededor del mundo han tenido a esta práctica en gran estima y la han utilizado como forma de relacionarse con la naturaleza —revestida en la figura de distintos dioses—, con la que siempre pretendieron estar en comunión; tanto que resulta difícil encontrar la línea divisoria entre magia y religión, algunos estudiosos argumentan que la magia no es más que una forma primitiva de religión y como tal, es imposible pensar en la el desarrollo de la segunda sin ir de la mano de la magia. Hasta cierto punto, podríamos afirmar que sin la magia hubiera resultado difícil, si no imposible, el surgimiento y desarrollo de la ciencia.
La magia resulta entonces ser tan antigua como el ser humano mismo, en Babilonia ya se hablaba del magi y en la Roma clásica encontramos al augur, por sólo mencionar algunos ejemplos; sin embargo, cabe resaltar que cada cultura desarrollo su propia magia y creencias, de tal suerte que es posible hablar de distintas formas de magia o prácticas mágicas, por ejemplo: el chamanismo, el vudú, la santería, el animismo, la brujería (tan satanizada en tiempos de la Inquisición), entre otras.
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