Historia del Día de los Muertos
Esta celebración es de origen prehispánico y posteriormente se combinó con la celebración católica de Todos los Santos y Fieles Difuntos (1 y 2 de noviembre respectivamente) hasta derivar en una de las tradiciones más ricas y con más arraigo en México cada 2 de noviembre.
En el México prehispánico varias eran las culturas que acostumbraban a honrar a los muertos, entre éstas destacan los mexicas, mayas, purépechas y totonacos. Los mexicas, por ejemplo, honraban a los muertos “chiquitos” en el Miccailhuitontli durante el mes conocido como Tlaxochimaco, aproximadamente el 16 de julio; por su parte, el Ueymicailhuitl era la celebración de los muertos grandes que tenía lugar aproximadamente el 5 de agosto y se caracterizaba por sacrificios de personas.
Asimismo, el destino final del alma dependía de la forma en como moría; de esta manera existían cuatro “universos” o inframundos de la muerte: al Tlalocan iban a parar los que morían por causas relacionadas con el agua; el Omeyocán, que albergaba a los que murieron en la guerra o las mujeres al dar a luz; el Chichihuacuauhco a donde iban todos los niños; y, por último, Mictlán que era la tierra al norte donde llegaban todos los muertos acompañados por un Xólotl (perro gigante), que los ayudaba a cruzar las nueves dimensiones que conformaban Mictlán hasta encontrar el descanso eterno al término de cuatro largos años. Así que cuando una persona moría, sus familiares acostumbraban montar ofrendas con los objetos que pertenecían al muerto y que le servirían durante su tránsito en el Mictlán.
Como se mencionó en párrafos anteriores, con la llegada de los Españoles a México, la costumbre de honrar a los muertos se mezcló poco a poco con las festividades católicas de Todos Santos y Fieles Difuntos hasta terminar en lo que hoy en día conocemos como Día de Muertos, en la que cada 2 de noviembre las personas acostumbran a visitar los panteones donde permanecen toda la noche para acompañar a sus muertos y montar ofrendas que tienen por objeto agasajar al familiar que viene del más allá.
Con algunas variantes dependiendo de la localidad donde se celebre el Día de Muertos, es común encontrar en las ofrendas: flores de cempasúchil cuyo color representa la luz y se utiliza para ayudar a los muertos a encontrar el camino de regreso a casa; sal, agua e incienso, utilizados para purificar el alma; cruz de tierra, para recordarle al difunto su fe; cirios o veladoras que forman una cruz y que indican los cuatro puntos cardinales; pan de muerto y calaveras de dulce, la fotografía de o de los difuntos y la comida y bebida que en vida disfrutaba más.
Esta celebración recibe otros nombres en distintas poblaciones de México con actividades únicas de cada región, como es el caso de Xantolo en las Huastecas Potosina e Hidalguense caracterizado por las danzas y las máscaras, y Ninin en el Estado de Veracruz.
Lo ke + me gusta son las calaberitas y las ofrendas. Los muertos nos bisitan y para eso las ponems
jajajajaja ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡!!!!!!!!!!!!!!!
esta chida la historia
Eldia de los murtos cumple años mi ermana
JAJAJ MUY BUENO
«Fabor» de «rebisar» su «hortografia», weyes!
Mi época favorita del año, los altares a los difuntos, el pan de muertos las flores de cempasúchil, el olor a copal. La ciudad tiene un toque místico, ya seas creyente o no es una linda época para agradecer y recordar a aquellos que ya no están con nosotros.