Se acerca rápidamente el fin de año y muchas personas acostumbran a realizar ciertos rituales para recibir el año y con los que se espera tener abundancia, salud, dinero y amor en el año que viene; sin embargo, hay personas que acostumbran a orar durante los últimos minutos de cada año, donde no sólo dan gracias por el año que se va, sino también incluyen sus peticiones para el año nuevo. En Las cosas que nunca existieron queremos compartir con todos nuestros lectores algunas de las oraciones más comunes durante estas fechas.
Oración para pedir felicidad en año nuevo Te pedimos, Señor, paz y felicidad en el nuevo año. Que seamos felices, Señor, en esta tierra nuestra: Ella nos sustenta y rige.
Que seamos felices, Señor, con el perdón: Nada más poderoso para desterrar los odios y establecer la paz.
Que seamos felices, Señor, con la justicia: Sin ella no hay humanidad.
Que seamos felices, Señor, con la ternura: Es el único sol necesario para alumbrar días y noches.
Que seamos felices, Señor, en este nuevo año de [año, ejemplo, 2012].
Lo necesitamos. Es deseo y don tuyo. Amén.
Oración de año nuevo Señor Dios, dueño del tiempo y dela eternidad. Tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro.
Al empezar un año mas, detengo mi vida ante el nuevo calendario, aun sin estrenar, y te presento estos días que solo Tu sabes si llegare a vivirlos.
Hoy te pido para mi y los míos la paz y la alegría, la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría.
Quiero vivir cada día con optimismo y bondad, llevando a todas partes un corazón lleno de compresión y paz.
Cierra tus oídos a toda falsedad; mis labios o palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes.
Abre, en cambio, mi ser a todo lo que es bueno. Que mi espíritu se llene solo de bendiciones y las derrame a mi paso.
Cólmame de bondad y de alegría para que cuantos conviven conmigo o se acerquen a mi, encuentren en mi vida un poquito de Ti. Dame un año feliz, y enséñame a repartir felicidad. Amén.
Oración para dar gracias por el fin y el inicio de un año Señor, Dios, dueño del tiempo y de la eternidad, tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro. Al terminar este año quiero darte gracias por todo aquello que recibí de ti.
Gracias por la vida y el amor, por las flores, el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto fue posible y por lo que no pudo ser. Te ofrezco cuanto hice en este año, el trabajo que pude realizar y las cosas que pasaron por mis manos y lo que con ellas pude construir.
Te presento a las personas que a lo largo de estos meses amé, las amistades nuevas y los antiguos amores, los más cercanos a mí y los que estén más lejos, los que me dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar, con los que compartí la vida, el trabajo, el dolor y la alegría.
Pero también, Señor hoy quiero pedirte perdón, perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado, por la palabra inútil y el amor desperdiciado. Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho, y perdón por vivir sin entusiasmo.
También por la oración que poco a poco fui aplazando y que hasta ahora vengo a presentarte. Por todos mis olvidos, descuidos y silencios nuevamente te pido perdón.
En los próximos días iniciaremos un nuevo año y detengo mi vida ante el nuevo calendario aún sin estrenar y te presento estos días que sólo tú sabes si llegaré a vivirlos.
Hoy te pido para mí y los míos la paz y la alegría, la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría.
Quiero vivir cada día con optimismo y bondad llevando a todas partes un corazón lleno de comprensión y paz.
Cierra Tú mis oídos a toda falsedad y mis labios a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes.
Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno que mi espíritu se llene sólo de bendiciones y las derrame a mi paso.
Cólmame de bondad y de alegría para que, cuantos conviven conmigo o se acerquen a mí encuentren en mi vida un poquito de ti.
Danos un año feliz y enséñanos a repartir felicidad. Amén.
¿Sabías que originalmente los tradicionales villancicos que escuchamos cada 24 y 25 de diciembre no estaban dedicados exclusivamente a festejar navidad y la llegada del Niño Jesús a la tierra?
La palabra villancico se deriva de la palabra villano, pero en este caso “villano” no debe ser entendido como una persona ruin o descortés que se nos indica en la 3a acepción de la Real Academia Española; en este caso villano debe ser entendida como la persona que habita las villas, es decir, los villancicos antiguamente eran las canciones que cantaban los campesinos en las villas.
Los primeros villancicos datan del siglo XV, es decir, al finalizar la Edad Media y comienzos del Renacimiento; en un inicio eran canciones populares anónimas cantadas en verso mismos que podían variar entre dos y cinco. Lo más curioso de los villancicos es que en sus orígenes trataban temas tan diversos como los sucesos locales donde eran cantados, muchos villancicos eran canciones de amor, otros más eran sátiras e incluso se cantaban temas profanos que en nada se relacionaban con la venida de Jesús y los festejos navideños.
Es hasta la llegada del siglo XVI cuando la Iglesia Católica comienza a adoptar los Villancicos como una manera de evangelizar, utilizando la lengua y costumbres de cada pueblo, de esta manera los villancicos comienzan a formar parte de los festejos religiosos al ser cantados en las misas que celebraban la Navidad (25 de diciembre) y Corpus Cristi (festejo destinado a celebrar la Eucaristía); es en esta época cuando algunas iglesias comienzan a contratar compositores para escribir canciones alusivas exclusivamente a dichos festejos.
Lo villancicos adquieren especial popularidad en el siglo XVII en España; sin embargo, en esta época todavía no son exclusivos de la Navidad y son cantados en festejos tan diversos como el Corpus Cristi, la Asunción y la Inmaculada Concepción (8 de diciembre). En América Latina, por su parte, los villancicos tuvieron un desarrollo similar al de la Península Ibérica al ser adoptados para evangelizar a un continente recientemente conquistado (algo similar ocurrió con la adopción de dioses de las culturas mesoamericanas y su adaptación a Santos católicos para que la nueva religión fuera aceptada, uno de los ejemplos más famosos es el de la “Virgen de Guadalupe”).
Ya para el siglo XVIII los villancicos comienzan a perder fuerza; sin embargo, siguen gozando de gran popularidad durante las fiestas navideñas. Algunos de los villancicos más populares son:
Conocida también como Patrona de México y Emperatriz de las Américas, llamada así por el Papa Juan Pablo II, la Virgen de Guadalupe es, sin temor a equivocarnos, el ícono más importante del catolicismo en México y en gran parte de América Latina y España.
La Virgen de Guadalupe fue un ícono clave para que el catolicismo tuviera una buena acogida en la naciente Nueva España, de hecho se ha discutido mucho la probabilidad de que los rasgos indígenas de la imagen la identificaran con la diosa de la muerte Tonantzin (nuestra madre en náhuatl) a quien los mexicas veneraban precisamente en el Cerro del Tepeyac; su aceptación fue tan grande que se cuenta que sólo 7 años después de las apariciones al indio Juan Diego, aproximadamente 8 millones de indígenas ya se habían convertido al catolicismo.
Es en el Nican Mopohua, libro escrito en 1556 por Antonio Valeriano, donde se narra la historia de las apariciones de la Virgen de Guadalupe al indio Juan Diego.
Apariciones de la Virgen a Juan Diego
Según la historia recogida en el Nicán Mopohua, se dice que la Virgen de Guadalupe se apareció en 4 ocasiones al indio Juan Diego y le habló en Náhuatl, su lengua; la última aparición ocurrió el martes 12 de diciembre de 1531, es decir, sólo 10 años después de la caída de México Tenochtitlan; pero hablemos más de estas apariciones:
La primera aparición tuvo lugar en el Cerro del Tepeyac el sábado 9 de diciembre de 1531. Juan Diego, un indígena originario de Cuautitlán que se había convertido recientemente al catolicismo unos años después de la conquista de Tenochtitlan, se dirigía al templo para recibir su catecismo y escuchar la misa, cuando pasaba por el cerro escuchó su nombre y al acercarse vio a una mujer que dijo ser la Siempre Virgen María Madre de Dios y que además le pidió que fuera con Fray Juan de Zumárraga, el primer obispo de la Nueva España, para pedirle que erigieran un templo en aquel lugar. Según el Nicán Mopohua, estás fueron las palabras de la Virgen a Juan Diego:
Juanito, el más pequeño de mis hijos, ¿a dónde vas?… sabe y ten entendido, tú el más pequeño de mis hijos, que yo soy la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios, por quien se vive; del Creador cabe quien está todo; Señor del cielo y de la tierra. Deseo vivamente que se me erija aquí un templo, para en él mostrar y dar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa pues yo soy vuestra piadosa madre; a ti, a todos vosotros juntos los moradores de esta tierra y a los demás amadores míos que me invoquen y en Mí confíen; oír allí sus lamentos, y remediar todas sus miserias, penas y dolores. Y para realizar lo que mi clemencia pretende, ve al palacio del obispo de México y le dirás cómo yo te envío a manifestarle lo que mucho deseo, que aquí en el llano me edifique un templo: le contarás puntualmente cuanto has visto y admirado y lo que has oído… Hijo mío el más pequeño; anda y pon todo tu esfuerzo.
Como es de esperarse, el obispo Fray Juan de Zumárraga, aunque escuchó con sumo interés lo que Juan Diego le relatara, no le creyó. Al siguiente día (10 de diciembre de 1531), mientras Juan Diego se dirigía a su casa, escuchó de nuevo que la misma señora lo llamaba y le explicó que el obispo no le había creído, a lo que la Virgen contestó que fuera de nuevo con él y le pidiera que se erigiese un templo en su honor. Cuando Juan Diego contó lo ocurrido al obispo, éste le pidió que le pidiera a la supuesta Virgen una señal que probara que era la madre de Dios y que era su voluntad que se construyera un templo.
Cuando la Virgen de Guadalupe escuchó de la voz de Juan Diego el requerimiento del Obispo, le pidió que fuera al día siguiente a recoger la prueba que se necesitaba; sin embargo, el indio Juan Diego no pudo ir al siguiente día pues Juan Bernardino, su tío, se encontraba gravemente enfermo. La madrugada del 12 de diciembre, Juan Diego mientras se encaminaba a buscar un sacerdote para que confesara a su tío, ya agonizante, se encontró de nuevo con la Virgen y, avergonzado por no haber podido ir a recoger la señal del día anterior, le contó lo que ocurría. Ante esto, María de Guadalupe le dijo que no se preocupara por su tío, pues este ya se encontraba completamente curado de cualquier enfermedad, de igual manera le pidió que se encaminara al lugar donde la había visto por primera vez, cortara las flores y las llevara ante su presencia. En aquél lugar habían crecido rosas de Castilla (flor que no es nativa de México), Juan Diego cortó las flores y las llevó ante la Virgen, ésta pidió al indio que las llevara al obispo como prueba de que era su voluntad que en aquel cerro se construyera el templo. Así lo hizo Juan Diego, llevando las rosas envueltas en su ayate, cuando desenvolvió su manto ante el Obispo, éste no sólo vio las rosas que habían caído al suelo, sino también como en el manto se había dibujado la imagen de la Virgen de Guadalupe, prueba del milagro ocurrido en el Cerro del Tepeyac.
Fray Juan de Zumárraga tomó el manto, lo llevo a la Iglesia Mayor y erigió en el lugar de las apariciones el templo en honor la la Virgen de Guadalupe, templo que aún hoy en día es visitado por casi 5 millones de fieles cada 12 de diciembre.
Como lo mencionábamos en nuestro post San Judas Tadeo: historia, este santo es uno de los más populares entre los fieles católicos y, dado que Santa Brígida afirmó que fue el mismo Jesús quien lo recomendó para peticiones especialmente difíciles, se ha ganado el título de Patrono de las Causas Difíciles y Desesperadas.
No es raro que entre estas causas difíciles e imposibles se encuentre la relacionada precisamente con el trabajo, tan escaso en estos días; así que hoy queremos compartirles algunas de las oraciones para pedir trabajo:
San Judas Tadeo, oración del trabajo
San Judas Tadeo, intercesor de todo problema difícil, consígueme un trabajo en que me realice como humano y que a mi familia no le falte lo necesario en ningún aspecto de la vida, que lo conserve a pesar de las circunstancias y problemas adversos.
Que en el progrese mejorando siempre mi calidad y gozando de salud y fuerza. Y que día a día trate de ser útil a cuantos me rodean. Asocio tu intercesión a la Sagrada Familia, de la cual eres pariente y prometo difundir tu devoción como expresión de mi gratitud a tus favores.
Amén.
Otras Oraciones a San Judas Tadeo
Sin embargo, el trabajo no es la única petición a este santo, a continuación les compartimos algunas oraciones comunes en otro tipo de causas también imposibles:
Consagración a San Judas Tadeo
San Judas, Apóstol de Cristo y Mártir glorioso, deseo honrarte con especial devoción. Te acojo como mi patrón y protector. Te encomiendo mi alma y mi cuerpo, todos mis intereses espirituales y temporales y asimismo los de mi familia. Te consagro mi mente para que en todo proceda a la luz de la fe; mi corazón para que lo guardes puro y lleno de amor a Jesús y María; mi voluntad para que, como la tuya, esté siempre unida a la voluntad de Dios. Te suplico me ayudes a dominar mis malas inclinaciones y tentaciones evitando todas las ocasiones de pecado. Obténme la gracia de no ofender a Dios jamás, de cumplir fielmente con todas las obligaciones de mi estado de vida y practicar las virtudes necesarias para salvarme. Ruega por mi Santo Patrón y auxilio mío, para que, inspirado con tu ejemplo y asistido por tu intercesión, pueda llevar una vida santa, tener una muerte dichosa y alcanzar la gloria del Cielo donde se ama y da gracias a Dios eternamente. Amén.
Oración a San Judas Tadeo para casos difíciles
¡Oh! Glorioso Apóstol san Judas Tadeo, siervo fiel y amigo de Jesús, el nombre del traidor ha sido la causa de que fueses olvidado de muchos; pero la Iglesia te honra y te invoca como Patrón especial de las “cosas difíciles y desesperadas, ruega por mí para que reciba yo los consuelos y el socorro del cielo en todas mis necesidades y sufrimientos particularmente (tu petición) y para que pueda gozar yo en el cielo en tu compañía y con los demás elegidos en la eternidad._
Yo prometo Apóstol bienaventurado, acordarme siempre de este favor, jamás dejaré de honrarte y he de hacer todo lo posible por propagar tu devoción.
San Judas Tadeo Apóstol glorioso, Haz que mis penas se conviertan en gozo.
San Judas Tadeo, ruega por mí y por todos los que piden tu protección.
Amén
Oración a San Judas Tadeo para el amor
San Judas Tadeo, intercesor de todo problema difícil consígueme la voluntad de (nombre del ser humano) para que a mi cuerpo no le falte lo necesario para vivir, que su voluntad me pertenezca a pesar de las circunstancias y problemas adversos. Que en mi guarde sus esperanzas gozando de salud y fuerza. Y que día a día este conmigo. Asocio tu intercesión a la Sagrada Familia, de la cual eres pariente y prometo difundir tu devoción como expresión de mi gratitud a tus favores. Amén.
Oración a San Judas Tadeo en las Enfermedades
(Para pedir por la salud personal o la de un ser querido)
¡Oh! piadoso Apóstol del Señor, que fuiste un benéfico dador de la salud, obrando milagros para el alivio de los pobres enfermos, a ti recurro con gran fe en mi enfermedad para obtener, por gracia del Señor, liberación, prosperidad y salud.
Reconociendo el favor que por vuestra intercesión espero obtener, prometo dedicarme más santamente en mi vida de cada día para merecer del Señor el premio de los siervos buenos y fieles. Padrenuestro, Ave María, Gloria, Credo.
Actualmente reconocido por los practicantes del catolicismo como el Santo Patrono de las Causas Imposibles y uno de los santos más populares del catolicismo, Judas Tadeo fue uno de los 12 discípulos de Jesús, a quien no se le debe confundir con Judas Iscariote, que a su vez y según las Sagradas Escrituras, traicionó a Jesús entregándolo al Sanedrín.
Existen muy pocos datos concretos sobre San Judas Tadeo, lo poco que sabemos de este santo es que nació aproximadamente en el año 1 de nuestra era y murió entre los años 60 y 70 en Suamir o Edessa, un poblado de Mesopotamia. Sus padres eran Cleofás y María y sus tíos-abuelos eran San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen María, lo que lo convierte a su vez en sobrino de ésta y de San José, y primo de Jesús de Nazaret; convivió con él desde muy pequeño y cuando comenzó a predicar, lo siguió, convirtiéndose en uno de sus 12 apóstoles. Aunque esta relación familiar no le aseguró ser uno de los apóstoles más mencionados, sí le permitió tener un rol especial en la última cena, en el Evangelio de Juan se menciona que Judas Tadeo se acercó a Jesús y le dijo:
Señor, ¿qué pasa para que te vayas a manifestar a nosotros y no al mundo? Jesús respondió: Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. Juan 14, 22-23
Incluso su nombre es un misterio y no hay dos escritos que coincidan sobre su verdadero nombre; San Jerónimo de Estridón lo llamaba el Trinomio debido a los tres nombres que lo identifican, entre ellos Judas Tadeo y Judas de Santiago. Judas proviene del hebreo y significa “alabanzas sean dadas a Dios“, Tadeo es muy probable que provenga de la palabra aramea “tadda“ que significa “pecho“ y que hace referencia a la grandeza de su corazón, aunque también puede significar valiente.
Por último, hay quienes afirman que Judas Tadeo y Judas de Santiago fueron la misma persona; sin embargo, es muy probable que Santiago fuera el hermano menor (Apostol Santiago el Menor) de Judas. El hecho de que en el Evangelio de San Juan se le llame Judas Tadeo se debe principalmente a que era necesario diferenciarlo de Judas Iscariote, reconocido hoy en día como el traidor más grande de la historia cristiana; Mateo también lo llamaba Judas Tadeo; sin embargo, en el Evangelio de Lucas y en Hechos se le conoce como Judas de Santiago.
En cuanto a su aspecto, tampoco ha habido un acuerdo, a lo largo de la historia se le ha representado de distintas maneras. Ya en el año 950 se le representaba portando en su pecho un medallón con el retrato de Jesús. Actualmente es representado con dicho medallón, además de una flama sobre su cabeza, un rollo que representa a la Epístola de Judas y portando en su mano un hacha o un mazo, que simbolizan el arma con la que fue ejecutado.
El día 28 de octubre de cada año, los católicos celebran el día de San Judas Tadeo, aunque la costumbre se extiende al día 28 de cada mes para celebrarlo; algunos otros acostumbran a celebrarlo el 1 de julio junto con San Simón.
San Judas Tadeo: milagros
¿De dónde proviene la creencia de que San Judas Tadeo es el patrono de las causas imposibles?
Cuenta la leyenda que Santa Brígida tuvo una revelación de Jesús donde éste le indicaba que acudiera a San Judas para hacerle llegar sus peticiones imposibles, así lo hizo Brígida y desde entonces San Judas es el santo al que acuden los católicos cuando necesitan que interceda por alguna causa muy difícil de lograr.
Es muy probable, sin embargo, que la fama de San Judas Tadeo provenga la época en que predicó la palabra de Jesús. Después de evangelizar por 10 años en Mesopotamia, regresó a Jerusalén para el Concilio de los apóstoles y más tarde se reunió con Simón el Cananeo para predicar en Persia. Uno de sus primeros milagros consistió en llevar al rey Agbaro V de Edessa, mientras estaba enfermo, una imagen de Jesús con la finalidad de que se curara; cosa que sorprendentemente ocurrió. Junto con Simón de Cananea, no sólo predicó sino también obraron muchos milagros.
Se dice que mientras predicaban en Persia, fueron arrestados por los sacerdotes de la región y martirizados al negarse a adorar a sus dioses; a Judas le aplastaron la cabeza con un mazo y fue seccionada con un hacha.
En nuestro post ¿Qué es el Espíritu de la Navidad? explicábamos el origen de este singular personaje que cada vez más se está convirtiendo en una figura importante durante las fiestas decembrinas; explicábamos también que, aunque muchos lo confundan con la Navidad propiamente dicha, lo cierto es que la creencia en el Espíritu de la Navidad tiene ciertos dejos de New Age o de Ocultismo y esoterismo; razón por la cual la Iglesia Católica expresa un fuerte rechazo hacia este ser y dicen que nada tiene que ver realmente con la esencia de la Navidad, que es honrar el nacimiento de Jesús.
A pesar de las opiniones encontradas, hay muchas personas que durante sus festejos navideños, gustan incluir al Espíritu de la Navidad, o bien, creen que esto se refiere al espíritu de bondad que debe imperar durante estas fechas. Otros, por su parte, un poco más involucrados en el tema, acostumbran a realizar ciertos rituales para para darle la bienvenida a este personaje y, así, poder extenderle sus peticiones.
En este artículo hablaremos de uno de los rituales más famosos para recibir al Espíritu de la Navidad:
Ritual del Espíritu de la Navidad
Materiales
3 velas de color azul, amarillo y rojo (la vela azul representa la paz; mientras que la vela amarilla, representa la felicidad; y, por último, la vela roja, representa el amor)
Incienso (que simboliza la paz y la prosperidad)
Esencia de azahar (nos traerá suerte, salud, dinero, amor y energía)
Papel, lápiz y tijeras
Procedimiento
La noche del 21 de diciembre abrir todas las puertas y ventanas para permitir la entrada del Espíritu de la Navidad; encender el incienso y la esencia de azahar y colocarlos en un altar; de igual manera colocar cerca de éste las velas de tal manera que formen un triángulo, preferentemente en este orden: azul, amarillo y rojo; y encenderlas en sentido de las manecillas del reloj.
Una vez que hemos hecho lo anterior, nos sentamos en silencio frente a las velas y nos enfocamos en nuestros deseos y nuestras peticiones; inmediatamente después que hemos visualizado lo que pediremos al Espíritu de la Navidad, lo escribimos en el papel y lo guardamos en un lugar seguro.
Es importante guardar muy bien este papel pues, al año siguiente, mientras repetimos nuestro ritual debemos recortar los deseos que nos haya concedido dicho espíritu y quemarlos con el fuego de las velas. Los deseos que no se hayan cumplido el año anterior pueden escribirse nuevamente y, en esta ocasión, tratar de concentrarse y pedir escribir nuestro deseo mientras pedimos fervientemente por él.